Lejos de refugiarse en la abstracción, Séneca se sumergió en las realidades más crudas de la existencia humana: el dolor, la pérdida, el exilio y la fugacidad de la vida. Zambrano traza aquí un puente entre la filosofía antigua y las inquietudes de la modernidad, mostrando cómo el filósofo estoico, con su razón mediadora, sigue ofreciendo respuestas y esperanza en tiempos de crisis. Completa el volumen una cuidada selección de textos del propio Séneca. Publicada originalmente en el exilio en 1944, esta obra es también el testimonio de una pensadora que, como Séneca, supo encontrar en la filosofía un refugio y una guía. Una obra que irradia, en medio de la incertidumbre, la luz serena de la sabiduría antigua y de la profundidad poética de María Zambrano.