Tara, una audaz y curvilínea piloto de nave estelar con un ingenio afilado y hambre de peligro, creía haberlo visto todo en los fríos confines del espacio. Pero nada pudo prepararla para lo que encontró en las profundidades de un carguero abandonado: una masa viva y serpenteante de tentáculos alienígenas, cada uno resbaladizo, palpitante y sintonizado de manera imposible con cada uno de sus deseos.
Sus apéndices morado-rosados fueron implacables: provocando, estirando y llenándola más allá de sus límites, mientras encendían en ella un hambre profunda e insaciable de más.
Temáticas explícitas presentes en la historia:
- Juego con tentáculos (penetración, provocación y sujeción)
- Orgasmos abrumadores y placer prolongado
- Penetración múltiple
- Juego de fluidos y «llenado»
- Control de la respiración (sujeción con tentáculos)
El silencio del carguero abandonado volvió a envolver los pasillos, ahora impregnado de un calor residual y el eco de jadeos ahogados. Tara, recostada contra una pared fría y oxidada, observó cómo los últimos tentáculos se retiraban hacia las sombras, dejando su cuerpo marcado por rastros brillantes y una adicción recién descubierta. Se mordió el labio, todavía temblorosa, mientras una risa ronca escapaba de su garganta.
"Bueno," susurró para sí misma, ajustándose el traje de vuelto rasgado, "al menos esta vez el botín de la misión... fue literal."
Pero incluso mientras reactivaba su nave con manos aún inestables, supo que la historia omitiría ciertos detalles. Después de todo, ¿qué clase de exploradora sería si revelara que el mayor enigma del universo no eran las estrellas, sino exactamente cuántos tentáculos cabían dentro de ella?