Siendo una realidad profundamente humana, el trabajo ocupa un lugar importante en la Biblia. No encontramos un tratamiento sistemático, sino más bien historias de personas que trabajan, oráculos de profetas que exhortan a trabajar según el designio de Dios, reflexiones y consejos prácticos de los sabios...
Como fruto de la sabiduría milenaria de Israel, la Biblia refleja variados aspectos del trabajo: desde su división, ya en los albores de la humanidad, a la opresión; desde las fatigas a la contemplación y la celebración; de la ociosidad al tesón; del agradecimiento humilde del agricultor al engreimiento por la obra de sus manos, etc. Pero, sobre todo, la Escritura ilumina el sentido del trabajo humano.