La llanura entrerriana será lienzo para que un chico borronee sus primeros trazos, abrumado por el influjo de un padre lacónico y airado, y de una madre distante y salvajemente sincera. El temor reverencial y la frustración tallarán un adulto inestable, melancólicamente iracundo, inclemente; moroso a la vuelta de la vida de una deuda emocional impagable. Sin esperanzas de un nuevo amanecer, un descubrimiento fortuito podría justo a tiempo salvarlo del abismo.
Subyace en Bicéfala la crítica a un puritanismo punitivo y violento, precursor de la cultura de la cancelación contemporánea.
"Atravesar ese enorme living campestre fue uno de los desafíos más extremos que debí afrontar. Sentía muy fuerte que nadie allí tenía potestad moral para juzgarme, pero lo hacían de todas formas, subrepticia y despiadadamente. Lo hacían aun con deleite. Sus ojitos chispeantes y malignos gozando el oprobio de mi corazón interpelado por aquella pollerita, de mi libido aguijoneada por los germinales senos que abultaban la chomba de piqué".