Barcelona, años ochenta, un joven rememora su dura vida en aquellos tiempos, en un barrio periférico, de clase social baja, con la familia escindida y en medio de una sociedad en plena transición política, económica y cultural. Su pasión, el baloncesto, es el telón de fondo de una historia que abarca el instituto, donde no le es posible adaptarse, el hogar desolado y el club deportivo lleno de retos y limitaciones. "La soledad del tirador" habla de la rabia de nacer en el peor lugar en el peor momento; habla de la injusticia de que nadie nos conceda una oportunidad; habla de la crueldad de quien se regocija en situarse por encima de uno por el simple hecho de pisotear sueños ajenos.
En la novela, un joven recién llegado a adulto vuelve sobre aquellos tiempos salvajes y esperanzados de la adolescencia, un periodo que acaba de dejar atrás cubierto de llagas y heridas que todavía supuran. Haciendo uso a partes iguales de la mirada inocente del joven y del apunte cínico del adulto, Montesinos consigue, por medio de un lenguaje emotivo y poético, trasladar al lector a aquellos días no tan lejanos y despertar en él un sentimiento de empatía con el protagonista. Porque cualquiera, solo buscando un poco en el fondo de sí mismo, puede encontrarse parecido con ese muchacho solitario y perplejo que sólo se encuentra a gusto cuando, después de un aclarado, consigue elevarse un poco en el aire y armar el brazo para el tiro a canasta.