Ferne Lynch odia vivir en Alaska. No quiere nada más que alejarse y explorar el mundo. Eso no parece una posibilidad realista, aunque cuando sus padres parecen estar haciendo lo que sea necesario para mantenerla en casa.
Cuando finalmente se van de vacaciones y dejan a Ferne sola para atender la casa, ella no puede resistir el impulso de divertirse un poco. Construir un muñeco de nieve y desear en una estrella se siente como un juego de niños hasta que un hombre misterioso aparece en la puerta de Ferne en medio de la noche. Después de escuchar su extravagante historia, Ferne no puede averiguar si su encuentro fue por casualidad, o si algo mágico está sucediendo.