Abdel y su padre, Yasir, son unos tuaregs nómadas del desierto. Allí, se ocultan de las fuerzas marroquíes, porque Yasir se enfrentó a Marruecos cuando asesinaron a su mujer. Un día, deciden irse a España. Creen que allí encontrarán la libertad y una vida mejor. Viajan hacinados en una barca, en la que casi se ahogan. Cuando llegan, tienen que esconderse para que no les descubra la policía. Consiguen encontrar trabajo en la construcción. Abdel es el que mejor habla español y pronto le escogen para que haga de traductor entre el jefe español, Meléndez, y los demás inmigrantes contratados. Pero Meléndez engaña al chico para que haga de mensajero en asuntos de tráfico de drogas. Cuando acaba su misión, tienden una trampa al chico y a su padre, por si dicen algo. Yasir se da cuenta y consigue hacer que su hijo escape, mientras a él le detienen por tráfico de drogas. El chico tiene que vivir escondido en un cementerio. Pero lo encuentran y lo llevan a un centro de acogida, donde está contento por tener dónde vivir y por poder ir al colegio. Al final, su padre le pide que declare en su contra en el juicio. Así Abdel se podrá quedar en España y empezar una nueva vida con Yasir cerca. Abdel acepta, aunque le causa mucho dolor.