La pregunta de si los sueños son sólo espumas no puede responderse con un SÍ o un NO rotundo.
Es cierto que el cerebro humano procesa durante la noche acontecimientos del pasado que pueden calificarse de irrelevantes para el futuro o nuestra existencia. Sin embargo, éste no es el caso de todos nuestros sueños.
Los seres humanos formamos parte de la naturaleza y, por tanto, también de las fuerzas naturales, ya sean éstas conocidas o desconocidas para nosotros. A través de esta participación en nuestro entorno, estamos conectados a lo que a algunos les gustaría llamar destino.
Comprendamos o no algunas conexiones, están ahí y forman parte de nuestro propio ser. Los sueños pueden representar deseos, pero también pueden presagiar acontecimientos futuros reales sin que nosotros, los soñadores, siempre lo reconozcamos. No cabe duda de que existen los llamados sueños de la verdad, pero no todos los sueños deben verse directamente como una anticipación de nuestro futuro.
Un sueño debe verse como un recordatorio y una señal, no como un destino inevitable en sí mismo que "de todas formas no se puede cambiar nada".
Un sueño puede mostrarnos el camino al pozo, pero tenemos que ir allí nosotros mismos para saciar nuestra sed.
También hay que tener en cuenta que algunos símbolos tienen significados diferentes para el soñador en las distintas culturas.
En la cultura europea, por ejemplo, la serpiente se considera un mal presagio, mientras que en la India la cobra es un símbolo casi sagrado.
(Traducido del alemán: "bmg" con ayuda de la "inteligencia artificial")