Tal vez sea complicado, hoy y en las ciudades, hablar sobre el silencio. Acaso lo haya sido siempre. Es casi seguro que no queda ya nada más que decir. Pero cuando nada ya ocurre, cuando tal vez no quede nada que decir, como ya dijo Beckett, siempre habrá algo que escuchar. Perderse en la ciudad como en un bosque requiere aprendizaje. Acaso solo podamos escuchar y aprender, decir que nos perdemos, extraviarnos. Y nombrar el lugar en que lo hacemos.