La fotografía de difuntos fue una manifestación del arte mortuorio de gran valor en algunos sectores de la sociedad de Medellín de finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX. Hay dos temas centrales, estrechamente vinculados, cuando se trata de esta práctica: la fotografía, como proceso físico-químico con una preocupación estética, y la muerte, como un hecho biológico y sociocultural, el cual produce una reacción en los deudos que han perdido a un ser querido. La fotografía de difuntos pertenece, a grandes rasgos, a una construcción simbólica moderna de la muerte. Para poder interpretar su significado en el contexto de comprensión en el que se produjo es importante analizarla desde una triple perspectiva: (1) el examen del contenido de la fotografía, (2) el fotógrafo y las corrientes estéticas, y (3) los medios técnicos de la fotografía de ese tiempo y la apropiación de las imágenes por parte de los deudos. Es importante señalar que el uso de la fotografía post mortem como documento histórico es de suma relevancia para el historiador, porque muestra cómo en el pasado se establecieron ciertas prácticas funerarias con las que actualmente las sociedades no cuentan, lo cual pueda deberse a la configuración de nuevas concepciones sobre la muerte.