Este volumen incluye tres reelaboraciones egipcias, cultas y literarias, de los tradicionales y épicos hechos de la guerra de Troya, cuyo permanente atractivo queda una vez más demostrado.El presente volumen reúne tres piezas épicas, dos de ellas tardías, de cuando este género ya no pertenecía a la cultura viva y oral, sino a una ya antigua tradición literaria en que autores eruditos recreaban asuntos y temas de la epopeya como ejercicio retórico. El hilo conductor que las vincula es la referencia a la guerra de Troya, materia inagotable a lo largo de los siglos. Los tres autores de los poemas nacieron en Egipto.La primera de ellas, Alejandra, es obra del poeta y filólogo alejandrino Licofrón (siglo III a.C.). Largo monólogo entre épico y lírico, es una narración mitológica, repleta de simbolismos, enigmas y nombres propios enmascarados por alusiones eruditas. Se trata de un poema famoso en el que el esclavo encargado de vigilar a Alejandra (es decir, Casandra) informa de las profecías de ésta a su padre Príamo, rey de Troya: destrucción de la ciudad y crimen de Áyax, retorno y destino de los griegos... De Trifiodoro (siglo III o IV d.C.), poeta épico griego nacido en Egipto, conservamos sólo La toma de Ilión, breve poema de 691 versos, reelaboración del relato sobre la guerra de Troya. Por último, El rapto de Helena, de Coluto, poeta épico oriundo de Egipto, de principios del siglo VI d.C., es un epilio de 392 versos que atribuye el origen de la guerra de Troya a una querella surgida, en las bodas de Tetis y Peleo, entre las diosas Hera, Atenea y Afrodita, ligada a la seducción de Helena por Paris.