Quien, estando enfermo, no desea la curacion? Sin embargo, hay ocasiones en que nos resistimos a reconocer nuestras dolencias, y nos encerramos en nosotros mismos. Jess, que conoce nuestra naturaleza y sabe de qu padecemos, se ofrece como remedio entraable, se hace el encontradizo y espera nuestro grito de auxilio. Nos convertir de heridos, en samaritanos; de escpticos, en ilusionados; de ensimismados, en servidores; de despojados, en revestidos; de frgiles, en fuertes con tal de que nos dejemos curar, poner el manto de la misericordia, que nos devuelve la dignidad de hijos de Dios.