La finitud no es la muerte sino la vida. Si somos finitos es porque vivimos siempre en despedida y no podemos controlar los deseos, recuerdos y olvidos, porque el nuestro es un mundo que nunca nos pertenece del todo, ni sera plenamente cosmico, ordenado o paradisiaco. Somos el resultado del azar y de la contingencia y no tenemos mas remedio que elegir en medio de una terrible y dolorosa incertidumbre. Una vida finita no conseguira eludir la amenaza del caos, ni estara capacitada para cruzar las puertas del paraiso. Ser finito significa que no podemos crear a voluntad nuestra existencia, porque, queramoslo o no, recibimos una herencia que nos obliga a resituarnos a cada instante. Se trazan en esta obra algunas escenas antropolgicas que configuran nuestra vida cotidiana: la experiencia, el olvido, el mal, el deseo, el placer, el silencio. La filosofa aqu esbozada tratar de mostrar la fragilidad y la vulnerabilidad de la vida y de pensar la tica y la educacin desde esta perspectiva. Estamos ante el relato fragmentario del recorrido por unas sendas para las que no contamos con brjulas ni cartas de navegacin.
La finitud no es la muerte sino la vida. Si somos finitos es porque vivimos siempre en despedida y no podemos controlar los deseos, recuerdos y olvidos, porque el nuestro es un mundo que nunca nos pertenece del todo, ni será plenamente cósmico, ordenado o paradisíaco. Somos el resultado del azar y de la contingencia y no tenemos más remedio que elegir en medio de una terrible y dolorosa incertidumbre. Una vida finita no conseguirá eludir la amenaza del caos, ni estará capacitada para cruzar las puertas del paraíso. Ser finito significa que no podemos crear a voluntad nuestra existencia, porque, querámoslo o no, recibimos una herencia que nos obliga a resituarnos a cada instante.
Se trazan en esta obra algunas escenas antropológicas que configuran nuestra vida cotidiana: la experiencia, el olvido, el mal, el deseo, el placer, el silencio¿ La filosofía aquí esbozada tratará de mostrar la fragilidad y la vulnerabilidad de la vida y de pensar la ética y la educación desde esta perspectiva. Estamos ante el relato fragmentario del recorrido por unas sendas para las que no contamos con brújulas ni cartas de navegación.