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Denis Diderot (Langre, Francia, 1713 - París, 1784)
Enciclopedista y filósofo francés, también autor de novelas, ensayos, obras de teatro y crítica artística y literaria. Diderot nació en Langres el 5 de octubre de 1713 y estudió con los jesuitas. En 1734 se trasladó a París y vivió diez años como tutor mal pagado y escribiendo para otros escritores. Su primera obra importante, publicada anónimamente, fue Pensamientos filosóficos (1746), donde explica y afirma su filosofía deísta. En 1747 recibió la invitación de editar una traducción francesa de la Cyclopaedia inglesa de Ephraim Chambers. Diderot, en colaboración con el matemático Jean le Rond Alembert, convirtió este proyecto en una inmensa obra de nueva redacción que abarcaba 35 volúmenes, Enciclopedia o diccionario razonado de las artes y los oficios, más conocida como la Enciclopedia. La abundante obra de Diderot incluye las novelas La religiosa (1796), una crítica de la vida conventual, El sobrino de Rameau (1761), una sátira de la sociedad contemporánea y su hipócrita moral, traducida al alemán por Goethe, y Jacques el fatalista (1796), donde analiza la psicología del libre albedrío y el determinismo.
Angélica Liddell (Figueres, 1966)
En los años ochenta Angélica Liddell, seudónimo de Angélica González (Figueres, 1966), inicia su trayectoria artística como autora dramática. Tras cursar estudios de Sicología y Arte Dramático, forma en 1993 la compañía Atra Bilis en el entorno de la Real Escuela Superior de Arte Dramático de Madrid. Con ella llevará a la escena sus propios textos, iniciándose así en la dirección, la escenografía y la interpretación. Su proyección hacia la creación escénica ha seguido desarrollándose desde entonces, adquiriendo, en paralelo a su producción dramática, mayor complejidad y calidad creativa. Al mismo tiempo que ha transitado por otros géneros literarios, como la narrativa y la poesía, se ha deslizado hacia el mundo del performance y la instalación, dimensiones con las que su obra teatral está estrechamente ligada. Sus diferentes desarrollos artísticos deben entenderse como expresión a distintos niveles de un mismo mundo poético y una original personalidad creadora. Tanto su escritura dramática como su poética escénica llevan un sello peculiar que las hace fácilmente distinguibles. Sin detrimento de su diversidad, puede afirmarse una vez más el tópico de que un creador es autor de una sola obra, que se constituye como variaciones sobre una serie de temas convertidos casi en obsesiones, lo que confiere a toda su producción una sorprendente unidad y coherencia estéticas.
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